La condena al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, ha desatado un verdadero terremoto político que resuena en todo el mundo. Desde Washington hasta Pekín, la prensa internacional no ha dudado en señalar a Pedro Sánchez como el principal responsable de la crisis institucional que sacude a España. La sentencia del Tribunal Supremo, que inhabilita a García Ortiz por dos años y le impone una multa de 7,200 euros por filtrar información confidencial, marca un hito sin precedentes en la historia democrática del país.
Por primera vez, un fiscal general ha sido condenado mientras ejercía su cargo, y el fallo ha convertido este escándalo en un símbolo global del enfrentamiento entre la justicia y la injerencia política. La filtración de un correo que implicaba a Alberto González Amador, pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido interpretada por los magistrados como un intento deliberado de perjudicar a un adversario político. Además, García Ortiz deberá indemnizar con 10,000 euros al afectado, quien ha denunciado el daño personal y profesional que ha sufrido.
Bajo el mando de Pedro Sánchez, quien designó a García Ortiz y lo defendió hasta el último momento, la imagen del presidente ha caído en picado. La prensa internacional ha sido implacable, con titulares que destacan el golpe devastador para el gobierno socialista. Cabeceras de renombre como The Washington Post y Financial Times subrayan la pérdida de credibilidad del ejecutivo, mientras que Lefígaro advierte sobre la estrecha relación entre el fiscal y el gobierno.
La percepción del presidente ha cambiado drásticamente. De ser conocido como “Pedro el Guapo”, ahora es retratado como “Pedro el Tramposo”, un líder que ha perdido el control de su aparato político. En medio de esta crisis, Isabel Díaz Ayuso ha celebrado la sentencia como un triunfo para la democracia, afirmando que un español ha vencido al aparato del Estado.
El panorama es desolador para Sánchez. La justicia ha hablado y la presión internacional se intensifica. Con la condena del fiscal general resonando en los medios de comunicación de todo el mundo, la sensación es que el presidente, acorralado por escándalos y crisis internas, ha quedado políticamente tocado. Para muchos, la sentencia es un claro indicativo de que su tiempo en el poder podría estar llegando a su fin. La prensa ha dictado sentencia: Sánchez está “liquidado”.