El ministro Félix Bolaños ha sido objeto de burla y desprecio por parte de jueces durante un evento oficial, tras afirmar que la Fiscalía “actúa con autonomía”. La declaración, hecha en la clausura del Congreso Nacional de la Asociación Profesional de la Magistratura, provocó una ola de risas entre los magistrados presentes, evidenciando la falta de credibilidad del ministro.
Este episodio, calificado como uno de los más vergonzosos de su carrera política, se produce en un contexto de creciente tensión entre el Gobierno y el Poder Judicial. Los constantes ataques del Ejecutivo a la justicia han llevado a la Asociación Profesional de la Magistratura a manifestar su descontento, denunciando intromisiones y presiones sobre el Tribunal Supremo.
María Jesús del Barco, presidenta de la asociación, no dudó en criticar las declaraciones del presidente Pedro Sánchez, acusándolo de interferir en procedimientos judiciales en curso. “Tú dices que nos escuchas, pero me temo que nos oyes, pero no nos escuchas”, dijo, dejando claro el malestar en la sala.
La situación se tornó aún más tensa cuando Bolaños intentó calmar los ánimos, afirmando que en democracia se puede discrepar de una sentencia con respeto. Sin embargo, su afirmación sobre la autonomía de la Fiscalía desató la risa y la incredulidad entre los jueces, quienes no ocultaron su desprecio hacia el ministro.
Las redes sociales estallaron en reacciones tras el bochorno, con comentarios sarcásticos y críticas hacia Bolaños. El eurodiputado Germann Terch lo calificó de “payaso”, intensificando la percepción del ridículo que ha rodeado al ministro.
La Asociación Profesional de la Magistratura ha dejado claro que no cederán ante las presiones del Gobierno. Este episodio, que refleja una crisis institucional sin precedentes, pone en duda la capacidad del ministro para liderar un diálogo constructivo con el Poder Judicial.
La situación es crítica y el futuro del diálogo entre el Gobierno y los jueces se presenta incierto. Mientras tanto, la risa de los magistrados resuena como un eco de la falta de respeto y credibilidad que enfrenta el ministro Bolaños.
