El escándalo que sacude al Partido Socialista de Pedro Sánchez es de proporciones mayúsculas. Denuncias de acoso sexual contra Paco Salazar, uno de sus hombres de confianza, han sido misteriosamente eliminadas del sistema cinco meses después de ser registradas. Esta situación pone en entredicho la imagen de un partido que se autodenomina el más feminista de la historia.
Las mujeres que denunciaron a Salazar relataron episodios explícitos y humillantes, incluyendo comportamientos que van desde la exhibición de genitales hasta solicitudes de ver escotes. A pesar de la gravedad de las acusaciones, el partido no ha tomado ninguna medida.
Este escándalo ya había costado a Salazar su ascenso en el verano, cuando sus conductas machistas salieron a la luz. En ese momento, el PSOE prometió una investigación exhaustiva y una respuesta ejemplar, promesas que ahora parecen vacías.
La desaparición de las denuncias ha dejado a muchos perplejos, especialmente a quienes han apoyado al gobierno de Sánchez. Antonio García Ferreras, un periodista conocido por su indulgencia hacia el ejecutivo, expresó su indignación en un programa en vivo. “Es tremendo. Ni siquiera han llamado”, exclamó, subrayando la gravedad de la situación.
La falta de acción del PSOE ante estas denuncias es un golpe directo a la credibilidad del partido y a la figura de Sánchez, quien ha construido su discurso político en torno al feminismo y la tolerancia cero.
Cinco meses después, no hay investigación ni explicaciones. La pregunta que todos se hacen es: ¿cómo puede un partido que se presenta como la vanguardia del feminismo permitir que las quejas de acoso contra un amigo del presidente sean borradas sin más? El silencio de Sánchez y su entorno se vuelve cada día más ensordecedor.
Este escándalo no solo afecta al Partido Socialista, sino que también pone en riesgo la confianza de sus militantes y simpatizantes. La presión para que se tomen medidas concretas y se restablezca la credibilidad es más urgente que nunca. La situación actual es insostenible y exige respuestas inmediatas.
La sociedad espera que el PSOE actúe, no solo para restaurar su imagen, sino para demostrar que las denuncias de acoso sexual serán tomadas en serio, independientemente de quién sea el acusado. La lucha contra el machismo y el acoso no puede ser solo una bandera política, debe ser una realidad palpable.
