ESCÁNDALO EN LA CÁRCEL: LA MUJER DE Cerdán ENFRENTA A FUNCIONARIOS EN UN CONTROL DE DROGAS
Un nuevo escándalo sacude al Partido Socialista y esta vez tiene como protagonista a Francisca Muñoz Cano, conocida como Pi, esposa del exsecretario de organización Santo Cerdán, actualmente encarcelado. En un incidente vergonzoso ocurrido el 6 de noviembre en la prisión de Soto del Real, Muñoz Cano perdió los estribos durante un control de drogas, desatando su furia contra funcionarios de prisiones y guardias civiles.
“¿Por qué me pasáis el perro? Es una vergüenza”, gritó Muñoz Cano, desafiando las normas de seguridad mientras se sometía al procedimiento habitual de identificación y revisión. Acompañada de su cuñada Belén Cerdán y del propio Santo Cerdán, la actitud altanera de Pi ha generado un clima de tensión en el centro penitenciario, donde el personal simplemente cumplía con su deber.
Las imágenes del altercado, difundidas por OK Diario, muestran a Muñoz Cano enfrentándose a los agentes, quienes mantuvieron la calma ante su arrebato. Este comportamiento ha desatado una ola de indignación en redes sociales, donde los usuarios critican la percepción de que las normas no se aplican por igual a todos, especialmente a los allegados del poder.
El escándalo se agrava en medio de la investigación que enfrenta Santo Cerdán por presuntos delitos de integración en organización criminal, cohecho y tráfico de influencias. Además, se ha revelado que la hermana y el cuñado de Cerdán recibieron 342,000 € de Servinavar, una empresa bajo investigación por el Tribunal Supremo por el pago de comisiones ilegales. Esta sociedad, vinculada al empresario Anchon Alonso, está en el punto de mira de la UCO por su presunta conexión con una red de corrupción en el entorno socialista.
Este nuevo episodio pone de relieve el deterioro de la imagen del Partido Socialista, que acumula escándalos judiciales y comportamientos inapropiados de quienes han ocupado cargos públicos. La escena en el control de drogas de Soto del Real se ha convertido en un símbolo de la soberbia y desconexión de la cúpula socialista con la realidad del país.
La situación sigue en desarrollo y se espera que las repercusiones de este incidente tengan un impacto significativo en la percepción pública del Partido Socialista y su liderazgo. La sociedad exige respuestas y una rendición de cuentas ante estos escándalos que parecen no tener fin.